El gigantesco refugio que se terminará en 2011 protegerá a cúpula de poder ante un eventual ataque.
Sólo obreros judíos israelíes, que han sido investigados antes del contrato, edifican en Jerusalén el moderno albergue que ya desata polémicas entre la población que no podrá usar, claro, este refugio.
Los israelíes ya han construido varios refugios súper reforzados en diferentes sectores del país.
Lo llaman el arca de Noé moderna o el refugio del día del juicio final. En los montes de Jerusalén se está construyendo uno de los proyectos más monumentales y secretos de la historia de Israel. Un gigantesco búnker subterráneo en el que se refugiaría toda la cúpula de poder del país en caso de un ataque atómico: ministros, diputados y generales, que desde ese lugar dirigirían los destinos de la nación, así como la reacción militar israelí tras el ataque.
El lugar, cuya construcción empezó hace más de un año y la cual está previsto que dure hasta el 2011, estará conectado con la nueva sede de la Presidencia del Gobierno. El plan es que sirva también de refugio a los dirigentes israelíes en caso de guerra en la región, ataques químicos o biológicos, grandes atentados o catástrofes naturales tales como terremotos o devastadores incendios.
El lugar ya ha sido visitado por el Primer Ministro, Ehud Olmert, y por gran parte de los diputados del Parlamento israelí, la Knésset. Pero cuando algún medio de comunicación, israelí o internacional, ha intentado acercarse ha sido inmediatamente detenido por las decenas de agentes de seguridad que protegen las obras. Oficialmente, las vías de acceso son información clasificada.
Hace unos días, el diario israelí de mayor difusión, "Jediot Aharonot", publicó algunas fotos de la edificación en las que se ve un túnel por el que pueden pasar al mismo tiempo dos grandes camiones, uno junto al otro. Según el rotativo, las obras avanzan con rapidez.
Tras dos kilómetros de trayecto en el interior de la montaña, este túnel conduce hasta salas enormes con techos de decenas de metros de altura, en las que están siendo construidos los distintos estados mayores del Gobierno y del Ejército. En el lugar hay decenas de ascensores, lo que le da el aspecto de un escenario de película de ciencia ficción.
Se sabe que el viaje en automóvil en el interior del reducto dura unos quince minutos y la carretera, de más de diez metros de amplitud, está iluminada con luces fluorescentes. En los lados, a lo largo de la vía, se pueden ver aperturas para los sistemas de aire acondicionado y de electricidad.
SECRETISMO TOTAL
La censura militar israelí no permitió publicar a qué profundidad está siendo construido el llamado búnker del apocalipsis. Es secreta también la superficie exacta del lugar, así como el costo total del proyecto, aunque "Jediot Aharonot" habla de 240 millones de dólares.
Todos los trabajadores involucrados en el programa son judíos de nacionalidad israelí que han pasado largas inspecciones de seguridad antes de ser contratados. Cuatro compañías de construcción reconocidas mundialmente han unido sus esfuerzos para poner en práctica este trabajo, que se prolongará un total de cinco años.
Un diputado que visitó el lugar en construcción declaró a este diario: "Parece el escenario del juicio final. Esperemos que nunca sea necesario habitar este lugar estremecedor, digno de una película sobre la guerra fría".
La iniciativa de construir un refugio atómico fue del Primer Ministro entre 1999 y 2001, Ehud Barak, ex jefe del estado mayor del Tsahal y el oficial más condecorado de su historia. Ahora, Barak, nuevo ministro de Defensa, vuelve a dirigir personalmente este proyecto nacional. Los grupos ecologistas critican la construcción del refugio por el daño a la naturaleza causado y la califican de "megalómana".
POLÉMICAS
Por otro lado, la iniciativa gubernamental despierta una serie de dilemas, tales como quién será incluido en la lista de los que tendrán derecho a refugiarse en el recinto: sólo líderes nacionales o, por ejemplo, sus familiares. Además, no está claro qué se haría con los ciudadanos que intentaran infiltrarse en el lugar para salvar sus vidas.
La publicación de todos estos datos por el diario de mayor tiraje ha levantado de inmediato reacciones: unos se indignan por que sean sólo los líderes los que se salven, mientras el resto del país queda arrasado.
Otros lo consideran, por esa misma razón, completamente inútil, mientras que hay quien ve una "mentalidad de búnker" que debería ser superada lanzando "ataques preventivos" contra los enemigos de Israel.
Y, desde luego, muchos creen que existen objetivos más importantes y urgentes en los que emplear el dinero.
En un artículo publicado por el mismo "Jediot Aharonot", Ariella Ringel-Hoffman ironizaba diciendo que la ciudadanía, que es quien financia este proyecto, no puede hacer mucho más que ofrecer su voto de confianza.
"No hay nada original en esta iniciativa que el Rey Herodes no hubiera tenido ya en mente hace dos mil años, cuando puso a miles de esclavos a cavar en Masada, la impresionante fortaleza erigida sobre una roca. La única diferencia, quizá, es que en esos años se asumía que en tanto viviera el Rey, el reino seguía con vida. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de una situación en la que Ehud Olmert, Haim Ramon, Rafi Eitan y Amir Peretz sobrevivan mientras el resto del país es bombardeado por misiles sirios, por no hablar de una ofensiva nuclear", estimó.
La Vanguardia
The New York Times Syndicate
Fuentes: